Tuesday, December 6, 2016

la puerta que no dejamos bajo llave nunca

A.L.


Ni siquiera se acerca a ser una de nuestras mejores fotos. La verdad es que tampoco elegimos nunca las mejores calles para que estas cosas queden bien, y cuando caminamos por calles más bonitas (que lo hicimos) más bien fue escurriéndonos por ellas y no pensando en si lucían de tal o cual manera, ocupándonos en su lugar en trastabillar sincronizados por haber bebido antes.

Al ritmo que va esto de escribir, probablemente sea la última oportunidad que tenga este año de redactar alguna cosa. Para mí es importante dejar esto reflejado aquí ya.

¿Tu no lo sientes? yo creo que también tu lo sientes. No lo hablamos mucho, pero siento que quizás coincidas con un par de cosas de las muchas que siento estos días.

Me suena conveniente hacerte saber hoy lo importante que ha sido y que has sido este año. Te lo he dicho al rostro sosteniéndote de las orejas, te lo he dicho dormida cuando exhalabas y cuando inconsciente mientras Tony huía del gato abajo: sin ti no se qué hubiera pasado este año, a lo que seguramente contestarías "seguro habría habido otra" y eso es precisamente lo que necesito agradecer. Que hayas sido tu, y no haya sido alguien más. Hombre, me es fascinante que hayas escuchado la de estupideces que pude haber dicho, que te hayas ido a casa pensando si mis reacciones cabían o que te hayas enterado de las cosas que a todos antes preferí omitir y a pesar de todo ello hayas decidido quedarte una semana más, un mes más y una mensualidad más. Y llegamos hasta Diciembre viéndonos casi 300 días de los 365. Quizás más. Lo impensable para mi.

Resulta conveniente hoy, y no después, porque -y lo siguiente me entristece y me preocupa como pocas cosas- no sé cómo funcionen las cosas después. Hemos cambiado; vivimos picos de paz y  convivencia, y después unos silencios inexplicables donde no los había antes. Hay largos ratos de vernos a los ojos y -creo que concuerdas- no se sienten siempre bien.

Entonces, antes de que los días malos lleguen, pues que leas unas líneas en el afán de que leas un "gracias" que se extiende desde el primer post de este año hasta este último. Por las memorias que vivimos juntos, y por la sensación intoxicante de hoy amar hasta . Por los mañanas en que quizás ya no esté yo ahí físicamente para seguir diciendo que gracias, pero que si dejamos las cosas saludablemente vengas una vez cada tres meses a ver si algo se movió aquí y lo leas otra vez: gracias por compartir conmigo el absurdo de levantarnos en la mañana; gracias por darle sentido y significado a llegar a casa.