Saturday, January 9, 2016

Continuación de la sintomatología. Comienzos de Enero 2016

Feliz año, Jonathan.

Hay muchas cosas por escribir y tiempo de sobra para comenzar. Quizás lo más relevante es aceptar que, pues, la depresión como tal (aislada de todos los fenómenos aledaños) sigue aquí, aunque recientemente haya hecho un esfuerzo por convencerme de que era un lapso que duraría unos días.

Me estoy resguardando en el trabajo y en tomar todas las actividades que pueda ponerme encima para evitar momentos que me permitan pensar mucho. Recorrí mi horario laboral y estaré quedándome hasta muy noche, para después ir a clase de crossfit y llegar muy noche a casa directo a dormir. Hoy es la primera vez que enciendo la computadora en 10 días.

Ahora mismo mi temor primordial es pensar cuánto va a durar, cómo lo seguiré sintiendo y si hay (o no) algo más que pueda hacer por tenderme a mi mismo otra mano.

Y se convierte en un tema de dependencia. Aparentemente, y por ahora, es mi año de depender.

Hoy dependo ya del alpra para poder dormir.
Dependo del escito aparentemente, porque lo dejé hace cuatro días y el llanto ha vuelto de inmediato. Dejarlo fue porque no he tenido tiempo para comprarlo, adicional a la idea de que "no lo necesito". Bueno, pues sí lo necesito.
Dependo también del contacto humano y busco (y en ocasiones ruego) tiempo de AL, EA, BE y recientemente de AB. También he tenido algo de contacto con DM y EE, pero francamente les veo a veces con aprecio, y la mayor parte del tiempo con hastío.
Dependo del ejercicio para dejar allí toda la energía que llevo. Toda. Estoy.. yendo todos los días al crossfit y buscando qué otro ejercicio hacer cuando el gimnasio no abre. Ha llegado el punto donde el peso ya no está siendo la satisfacción, sino el dolor físico del día siguiente.
Dependo como jamás dependí del cigarro. Los últimos días de Diciembre me fumé una cajetilla diaria, y hubo días (como este día de año nuevo) en que hilé un cigarro tras otro hasta quedarme sin ninguno. Esto se esta convirtiendo en algo incómodo porque mi coche, mi ropa, mi escritorio y mi habitación huelen a cigarro desde la distancia.

Y no hay mucho más que agregar. La sensación se resume en derrota y por momentos la aceptación de que la condición llegó para quedarse. Si bien ésto ha servido de motor para iniciar una buena cantidad de actividades, amistades y decisiones, a la vez queda la certeza de que se pudo iniciar todo aquello en mejores tiempos, y no atravesar esta nube que convierte todo a un color grisáceo del que no salgo desde mediados del año pasado.

Juan preguntó: "¿Qué tal estuvo ayer? ¿No te duele todo?"
Sí. Me duele todo.