Saturday, April 24, 2010

Respecto a la ley SB1070.

Antes de revisar superficialmente la ley SB1070, explico a grandes rasgos cómo funciona, qué regula y cuáles son sus lineamientos básicos:

La ley SB1070 es una herramienta que el estado de Arizona pretende utilizar para erradicar la creciente problemática de desempleo que ataca directamente a la población estadounidense censada. Su punto medular recae en la criminalización de la estadía ilegal (¿redundante?) de inmigrantes sin importar su nacionalidad, raza o religión.

A partir de la aplicación de la ley (esperemos en julio próximo) será un delito circular por Arizona sin green card, sin documentación legal o transportando en un vehículo a un inmigrante ilegal.

Algo que noté inmediatamente en Twitter y periódicos nacionales fue un rechazo casi en automático a la medida basados en un supuesto carácter anticonstitucional de regular la inmigración desde una entidad estatal estadounidense y no desde un órgano federal. A la vez, diversas organizaciones sí-lucrativas que dedican sus esfuerzos a solapar ilegales latinos han manifestado su comprensible rechazo a la postura mientras que el gobierno de México ha oficialmente "lamentado la medida que vulnera los derechos humanos de miles de mexicanos".

Podemos comenzar fácilmente por éste último punto. ¿Porqué habría de ser motivo de desgaste diplomático el que nuestro País defienda a un sector de la población que claramente no desea rendirle cuentas al gobierno del país donde nació pero en el cual no desea radicar ya?. En lo particular, no sé ustedes, pero a mi me molesta que mis impuestos sean utilizados en defender a un grupo de apátridas que le dio a la espalda a México en éstos momentos en que la mano de obra primaria es cada vez más escasa. Con regularidad toca leer respecto a empresas que sencillamente no pueden aperturar fábricas en ciertos estados del país porque incluso la población de profesionistas es sumamente inferior en comparación a las grandes ciudades.

¿Racismo? Hablemos entonces un poco de México. Yo he trabajo directamente con ciudadanos canadienses y estadounidenses desde los 18 años y puedo decir con una mano en la espalda que los requisitos legales para que un extranjero logre trabajar en México son un auténtico martirio legal. Hay que literalmente construir una montaña de papelería antes de que un ciudadano extranjero pueda laborar legalmente en México. Aún así, en la Constitución existen apéndices enteros que prioritizan la obtención de empleos a mexicanos antes que a ciudadanos permanentes de otros países. Y podemos extendernos ampliamente en éste marco de acción: ¿qué tan viable es que un estadounidense compre una casa legalmente en México sin ayuda de intermediarios?, ¿es posible que un estadounidense reciba asesoría legal en México?.

Tengo amigos en Estados Unidos -no solamente mexicanos- y francamente no tengo ningún problema en sostener en sus rostros que olvidarse del castellano y venir de vacaciones a México y pedir una habitación en un inglés inadecuado merece por lo menos el calificativo de despreciable. Angela Hernández, una de mis mejores amigas, es una colombiana que llegó a USA hace diez años y que hoy se presenta a sí misma como nacida en Connecticut. A mi me faltan recursos literarios para expresar cuánto asco me dan tales expresiones de antilatinoamericanismo.

Son finalmente los latinos ilegales que radican en USA los mismos que han provocado los estereotipos que hoy por hoy sepultan a México en el rezago industrial y económico que nosotros -los que nos quedamos a sacar a México adelante- tenemos que padecer en nombre de ellos, salteadores mequetrefes y mercenarios sin patria.

Hombre, a final de cuentas.. yo no veo ningún problema en convertir de una buena vez en ilegal la residencia ilegal. Se han burlado tanto del sistema de Justicia de ambos países que tienen más cara que espalda y salen a la calle proclamándose orgullosamente ilegales.
Deporten a esos traidores de vuelta acá.