Saturday, October 29, 2016

Mía

Para escribir esto has tenido que quedart

(Aquí una hermosa interrupción. Un "¿ya?" todo bonito)

Para escribir esto has tenido que quedarte después del trabajo. Laboralmente los últimos días los has sufrido porque drenan mucho más de lo que esperabas, pero ni siquiera así se parecen al desastre emocional que fue Penske. O quizás sí se parecen, pero resulta que creciste y no notas ningunas ganas de salir corriendo.

Es una entrada breve. Es una nota pequeñísima que podría haberse dejado en inbox pero que luego se hubiera perdido con las demás. Es lo que te decía anoche que bebíamos. Es que resulta que hace dos años fue la primera vez que crucé palabra contigo en persona y quería otra vez platicarte poquito cómo es que comenzó.

Terminé la carrera y yo estaba buscándola porque sólo le seguí el ritmo los primeros tres kilómetros y después me hice a un lado y comencé a alternar caminar con trotar. ¿Recuerdas las estaciones de hidratación con las bolsitas de agua? Bueno, pues ese día las visité todas. ¿Y la gente que aplaudía y extendía la mano para saludar a los participantes? Hombre, yo estaba tan contento de estar ahí que con la mía choqué como cinco manos.

Y luego, te decía, la busqué y estaba del otro lado de una valla porque para entonces los sanos ya estaban hasta comiéndose las naranjas que dieron, y entonces a uno le tocaba hacer fila con los turistas que sólo se paraban a la carrera por aquello del coche que iban a rifar. Y entre los turistas te vi.

Aquí cabe un comentario; te vi flaca, te vi erguida y te vi miserable como pocas. Sí, la carrera, bueno; pero adicional una cara de hastío que enternecía. Y aquí es la parte que más me llama la atención: lo sencillo era evitarte (como otras veces antes) y luego twittear que te había visto (como siempre) y ya. Pero me acerqué. Hoy quisiera decir que por una atracción que desde entonces sentía y bla, pero no. Es que te veías tan harta y fastidiada que no podía dejar de lado la oportunidad de joderte un poquito más el día y acompañarte un rato cuando transpirabas la vida y morías por salir de ahí. De lo demás creo que te acuerdas tu mejor que yo.

Ya voy por ti. Vamos al cine.