Llaman mucho mi atención los padres de hoy en día. Soy maestro particular de inglés y junto con el plomero y el personal de limpieza tengo el peculiar privilegio de estar en medio de la vida de la gente dos horas cada día y ver girar sus vidas durante ese tiempo sin pertenecer realmente a las familias. Un poco como sumergirte en un mar y ver a los peces y las ballenas desde detrás de la jaula. Y lo que llama mi atención es el cómo funciona ser padre hoy en día.
Yo en lo personal podría decir que estoy ya sentado en la idea de que ser padre es una de esas habilidades que no podría adquirir. En los últimos tres meses he cometido errores que desarmaron completamente mis planes sin que nadie haya influido esta vez en ellos. Realmente esta vez no puedo culpar que quizás hice o quizás no hice por estar sutilmente afectado por alguna injerencia ajena a mi. ¿Cómo podría permitirme ser padre si me bastaron tres semanas para perder un empleo, dejar la universidad y masacrar la última amistad que me quedaba? ¿Cómo podría, si en lugar de lamentarme todavía cabe el tener más cara que espalda y convencerme sin mayor problema que lo hecho fue pensado así bajo un fundamento justo?.
El tema es que, dentro de la certeza de que cualquier hijo mío sería víctima de una cantidad de errores viscerales -y encima de todo justificatoides- existe un hilillo de placer al reconocer la realidad y abandonar cualquier deseo de formar una vida en torno al ideal de formar una vida. Certeza bastante inútil pues al final es un poco como llegar la conclusión de que prenderle fuego a la casa es malo, y felicitarse uno mismo por no haberle prendido fuego a la casa ya.
Tener hijos es fácil. No veas qué fácil. Hace dos meses estuve buscando como imbécil por toda la ciudad una farmacia que vendiera una pastilla del día siguiente que actuara a los tres días siguientes y en medio de toda esa -ahora puedo decirlo- memorable experiencia me enteré a mi mismo que ser padre comenzaba en el momento en que dejara de buscar la pastilla.
Entonces ves a la gente que ha tenido hijos y te explicas un montón de cosas. Te explicas, por ejemplo, la existencia de los orfanatos pero no te explicas que sigan llenos. Si siguen llenos entonces es porque nadie quiere un hijo, sino que todos fuimos errores. Pero toca ver que, por más imbécil que seamos no repitiríamos como especie tres veces un error que cuesta dinero alimentar y caes en cuenta que no todos somos errores. Entonces queda el resto, esos hijos que fueron engendrados para completar el aparentemente obligatorio cariograma social que implica que tengas un hijo para entonces ser una familia. Y si por alguna razón no puedes tener hijos por alguna afección malévola que te aisle del "milagro de la vida" pues compras 4 perros y ya está. Familia. Si algo en la imagen falla incluso puedes comprarles sweaters. Todo lo necesario para encajar menos eso de adoptar un nene y que la gente te vea y diga "no es de ellos".
¿Qué veo entonces? Bueno.. veo -y experimento- padres que saltan por la borda. Veo, y me gusta ver, padres que trabajan 12 horas diarias y ganan probablemente ocho veces más que yo y pueden hacer un plan de producción que alimente de acero a un país entero pero que al volver a casa no tienen ese mínimo requerido de sentido común para notar que esta muy mal que sean las once de la noche y des a cenar a tu hija de 6 años el almuerzo que compraste en la fábrica a la una de la tarde. Tengo alumnos que saben inglés y me pagan también por enseñar inglés a sus hijos. "¿Porqué no le enseñas tu? Ya puedes. Ya sabes inglés." -"¿Yo? Pero es que yo no soy maestro." es cierto, queda claro que en ningún lugar firmaste por enseñarle nada que la gente no esperase de ti enseñar, pero, somos los mismos que hablamos todos los días de que el mundo podría ser mejor pero al mismo tiempo te niegas a ver que las semillas están allí en tu casa y las has dejado solas a sus 12 años con una televisión que tiene servicio de cable y un control remoto sin restricción de canales. Tal cual, le estás dando a tu hijo de 12 años una televisión con el mismo contenido que el motel donde lo engendraste y rematas dejándole tener una computadora dentro de su recámara y al salir de ella esperas de el todo lo que podrías esperar de el en tanto tu ya le has dado todo lo que el podría haber esperado de ti. Un trato perfectamente justo, ¿no?. Provees lo que un bobo de 15 años quiere y a cambio exiges lo que tus 40 años dictan oportuno. Claramente eres el padre del año. Si viviéramos en USA fijo tendrías una taza de "super-dad".
¿Qué me asusta? Me asusta que el vecino sepa, los amigos sepan, los familiares sepan, pero los padres no tengan idea de dónde proviene el comportamiento de sus hijos. ¿Qué tan dificil realmente es reconocer que ser amoroso, ser negativo o ser malhablado impacta a tus hijos? ¿Sabes lo falso y cobarde que suena la gente que dice estar sorprendida por el cómo reaccionan sus hijos ante la adversidad?. Seriamente, si alguien me hubiera preguntado hace cinco años qué hace falta para ser padre habría contestado que, considerando la situación en aquel entonces, bastaría con proveer el dinero suficiente para comprar ropa y comida y disponer del tiempo suficiente para transmitir ideales, moral y principios al niño. Dios sabe que aún me suena una respuesta medianamente correcta si no fuese porque cinco años después me queda claro que no existen ideales, moral o principios que un padre promedio este en calidad de transmitir hoy en día. De hecho, si por mi fuere evitaría que la mitad de los padres que conozco les transmitiesen siquiera el conocimiento necesario para saber dar la dirección de casa porque seguramente lo harían mal.
"Abuso infantil" es el término que se usa para etiquetar industrialmente el zarandear, insultar, abandonar o explotar a un niño. Quien acuñó el término no sabía lo útil que nos sería, pero nosotros nos encargamos de dejar un montón de cosas fuera. Y en un mundo donde los niveles de abuso infantil crecen exponencialmente y auguran el fin del mundo desensitivizando a la peña convenciéndonos de que los adultos estamos creados para escalar en inhumanidad hasta convertirnos en una masa rosácea que hace sangrar involuntariamente a los niños que produce tienes que prometerme si has llegado hasta acá y sigues leyendo esto, que si alguna vez tu vida llega al punto en que estés lo suficientemente abrumado, confundido, asustado y roto para convencerte a ti mismo que una solución temporal o momentánea implica abusar de un niño entonces tienes que terminar tu propia vida. Tienes que hacer las cosas bien y ponerte en las condiciones necesarias y hacerlo por los demás.
Vamos, en una era donde es perfectamente bien visto salir a trabajar por las mañanas y dejar en casa niños de ochos años sin supervisión alguna con la televisión encendida en Jersey Shore y una caja de cerillos al alcance para calentarse su propia comida, una licencia china de paternidad limitada comienza a cobrar súbitamente sentido. Si no me crees, permíteme ponerlo en otras palabras: Ingrid Coronado es madre.
Nuestra sociedad esta continuamente creciendo construida por padres que saltan por la borda y abandonan a sus hijos. ¿Quieres hacer algo al respecto? No saltes por la borda y los dejes a su suerte; levántate por encima de tu narcisismo, humíllate y reconoce que lo que son ahora es producto enteramente de tus acciones. ¿Quieres un mejor país? Las semillas están en tu sillón, viendo a Galilea Montijo. Se bueno con ellos. Manda a la mierda esa idea de que ellos deben tener lo que tu no tuviste, porque francamente lo que tu no tuviste no es ni la mitad de lo suficiente que a ellos les hace falta. Tu tuviste padres borrachos, no basta con que les regales padres sobrios. Hace falta mucho más que lo que tu crees que ellos necesitan, y cuando estés convencido -y con una sonrisa- que el trabajo de ser padre no reditúa económicamente y aún así sigue siendo más importante que checar tarjeta en el trabajo a las 7am entonces estarás listo para ser padre. Casi listo. Consíguete una copia del Rey León en DVD. Ahora estás listo.
2 comments:
Hace tiempo ya que te vengo leyendo sin embargo nunca deje comentario alguno... hasta hoy, me alegra saber que has retomado esto de los blogs y como siempre es un gusto leerte. Hacia cuatro meses que no pasaba por aquí, hoy que lo he hecho me he topado con tremendo post. Soy madre soltera, tengo un pequeño de un año dos meses. Tienes razón, tener hijos es fácil pero ser padres no lo es (pregúntaselo a mi ex-pareja). Entre la escuela y el trabajo al final del día termino agotada. Pero solo me basta con llegar a casa y ver una sonrisa en su rostro para saber que todo cansancio, preocupación y malpasada ha valido la pena. Se que no basta con traer lo básico a casa y pasar tiempo con el, o que cada momento que esta a mi lado brindarle todo el amor que me es posible, cada gesto suyo grabarlo en mi mente y saber que no hay día que no le prometa "no saltar por la borda". Por eso cada día intento hacerlo mejor. Lamentablemente no hay instructivos para ser padres. ¿Que si cometí un error? De ser así déjame decirte que ha sido el mejor error de mi vida. No intento darle a mi pequeño lo que no tuve, no intento ser como mis padres: lo único que hago cada día es tratar de ser una buena madre para el. Tu post me ha hecho el día, en el esta plasmado lo que intento no ser. Creo que nunca se esta listo, cada día vas aprendiendo un nuevo paso para una carrera que no tiene graduación y de la que no deseas graduarte nunca. Tener un hijo es maravilloso. Saludos, Jonathan.
P.D. Menudo susto han de haber pasado tu chica y tu :)
¿Isabel? Claro que te recuerdo. Casi podría asegurar que te sigo más la pista yo en Xanga que tu en ningún otro lado. Tan es así que no tienes que contarme gran cosa porque recuerdo de qué va tu historia.
Ojalá no malinterpretes. Para tu niño veo el panorama tan escabroso como para el 90% restante. Y no me refiero a la patermaternidad ni al ingreso económico como referentes claros de incertidumbre, sino en general todo el sistema social de los países de habla hispana.
Hace muchísimos años que no veo un niño y me viene a la mente la certeza de que todo irá bien para el.
Un gran, gran abrazo a los dos.
P.D. Ni mi chica ni mi susto, pero sí una enseñanza de las buenas.
Post a Comment