Mitad del año y únicamente tres entradas. Vaya manera de olvidarse de los básicos, Jonathan.
Un resumen corto de los primeros 6 meses:
¿Recuerdas que has mencionado en tus propósitos de año nuevo lo de volverte gerente y todo eso? Bueno, pues te han ofrecido el puesto de gerente apenas días después de que lo dejaste por escrito y pum, perdiste 6 meses hundido en un horario siniestro que te provocaba una desesperanza peor que la de no tener un horario. Eso sí: seguro de gastos médicos y oficina con baño privado para llorar a tus anchas la desdicha de abandonar el resto de las cosas.
Al final, un conglomerado de acontecimientos huequísimos que muy bien me vendría que no ocuparan mucho espacio en la memoria una vez que logre mi cometido de reiniciar.
Anoche mismo una vez más he soñado con el ex-trabajo. Soñaba que aceptaba regresar con ellos y que tenía que estar en la oficina a las 8am. Al despertar a las 7:05, me ha costado un montón convencerme que de los compromisos hechos con las personas durante la etapa del sueño normalmente no se espera el mismo grado de honra cabal para ir a cumplirlos.
Pero el punto es que una vez cumplidos seis meses y habiendo reunida una saludable cantidad de dinero, has dicho ya no más y metido tus cosas a la cajuela del carro y partido a casa con el vox nihili de no tener nada real en puerta, excepto las ganas enormes de desintoxicarse.
Y en esa etapa estás ahora.
De lo demás es un momento duro para escribir. Hay ciertos signos en el cielo que puedo seguir sin voltear a ver, de momento.